10/09/2021
Nadia Ferrari

«El Aborto en el Congreso»: La disputa ganada en las bancas, los medios y las redes sociales

Por Sonia Tessa, para Página 12

Como parte del Proyecto Mirar, un monitoreo de la aplicación de la ley de IVE en todo el país, se presentó un libro online con investigaciones sobre el debate legislativo, la cobertura periodística y la narrativa en las redes sociales. Twitter es más verde que Facebook, los medios reflejaron historias personales de aborto y la palabra «vida» distó de quedar asociado a los sectores que quisieron monopolizarlo, fueron algunos de los muchos hallazgos.

Por Sonia Tessa, para Página 12

Mirar para saber qué ocurre. Mirar para garantizar derechos. Mirar para que nadie pueda distraerse. Mirar para hacer visible. Mirar para encontrar soluciones. De eso se trata del Proyecto Mirar, que llevan adelante el Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES) junto con Ibis Reproductive Health para monitorear la aplicación de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. El aborto es legal. Desde la madrugada del 30 de diciembre, una historia nueva se está escribiendo. Las luchas y estrategias que permitieron lograrlo concentran estudios, análisis, reflexión. Mientras tanto, queda por lograr que efectivamente sea seguro y gratuito para toda persona que lo requiera. “Estamos en una nueva etapa de la agenda del aborto en Argentina. La ley aprobada en dic 2020 reconoció un derecho. Ahora la política pública debe igualar oportunidades para que ese derecho sea una opción en la vida cotidiana de las adolescentes, mujeres y otras personas gestantes y una responsabilidad de los equipos de salud”, plantea Silvina Ramos, socióloga del CEDES. La primera acción fue socializar el diagnóstico: la semana pasada, en una actividad llamada Lecciones Verdes, se presentó el libro “El aborto en el Congreso: Argentina 2018-2020”, disponible online.

El ícono del corazón verde fue lo más compartido en la comunidad a favor de la legalización de twitter: puede verse en la nube de palabras realizada en la segunda parte del libro, dedicada a estudiar redes sociales, es en base a los 2.241.555 millones de tuits. Allí también concluyeron que Facebook es más receptiva a posiciones antiderechos y la red del pajarito tiene una tendencia más favorable a la aprobación de la ley. En la tercera sección, dedicada a estudiar la prensa, se lee que los diarios digitales consultaron a sectores religiosos como segundo actor relevante después de les legisladores. Y sin embargo, el discurso religioso tuvo muy poco peso en el debate parlamentario. Son varios los hallazgos de las tres investigaciones que forman parte del libro. “Tenemos que generar conocimiento colectivamente con otros actores de la sociedad civil y tomadores de decisión para abordar respuestas”, dijo Agustina Ramón Michel, también de CEDES, durante la presentación. Otro objetivo es servir de insumo para las luchas por ampliaciones de derechos que llevan adelante las organizaciones feministas de toda América Latina.

 

“Lo que muestra la experiencia, es que la política pública sobre aborto es extremamente permeable a cambios bruscos, irracionales o meramente políticos desconectados de la evidencia, realizados en el fuego de la acción para aplacar los ánimos o satisfacer los intereses de grupos que aún se resisten a que la interrupción del embarazo sea un derecho”, planteó Ramón Michel ante la pregunta de Las12 sobre el impacto que el monitoreo puede tener para desactivar estrategias como la de Tartagal, en Salta, donde el encarcelamiento de la médica que garantizó la Interrupción Legal del Embarazo se combinó con discursos falaces que la acusaban de “obligar” a abortar.

Información para decidir

“Situaciones como las de Tartagal suelen ofrecer estas oportunidades: se usa un caso para restringir el acceso de las mujeres al aborto legal, para paralizar los servicios, ya sea dejando de comprar los insumos necesarios, enviando mensajes políticos que intimidan a profesionales de la salud o presentando proyectos de ley disparatados pero que generan un ambiente de zozobra. Son en estos momentos donde monitoreos como el del proyecto Mirar están llamados a jugar un rol clave: hacerles seguimiento a las decisiones (lo que se hace y se deja de hacer también) gubernamentales post sucesos tan públicos y ruidosos como los de Tartagal, para que los derechos no se vuelvan de papel y para que los equipos de salud tengan condiciones para garantizar este servicio”, abundó Ramón Michel.

El monitoreo del Proyecto Mirar “prevé el armado de un sistema de información que no sólo va a recolectar información, sino que la va a mirar y analizar a través de las lentes de la accesibilidad, de la disponibilidad, de la aceptabilidad, de la calidad de esos servicios que son producto de esta política que hoy estamos monitoreando. También selecciona una serie de indicadores que son trazadores, que son componentes clave para mirar cómo va la política. Nos van a permitir visibilizar el acceso y la calidad de la atención así como las barreras y obstáculos que pudieran existir en el acceso pleno”, explicó la directora ejecutiva de CEDES, Mariana Romero.

Huellas de la marea

El primer paso fue la presentación del libro que analiza el debate en el Congreso y la repercusión en redes sociales y la prensa. Si el proceso argentino es mirado por atención en el mundo, desde Chile a México y desde Texas a Polonia, es por una confluencia de factores. Ya en el prólogo, el libro plantea que “otro desafío igualmente importante será mantener y extender el proceso de despenalización social del aborto que se ha ido manifestando desde, al menos, el primer debate legislativo sobre el tema en 2018, año en que se consolidó en las calles la marea verde”. Esa es la construcción a defender.

“Mensajes en disputa. El debate legislativo del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (Argentina, 2020)”, es el título de la primera investigación que presenta el libro, a cargo de Paloma Dulbecco, Santiago Cunial y Daniel Jones. En la presentación, Dulbecco subrayó que “el debate legislativo tuvo lugar a través de marcos de referencia similares y no alternativos, según se perteneciera a uno u otro sector en relación al tema. Desde ambos sectores disputaron el significado de los mensajes del otro sector, no hubo para cada sector un significante predominante, sino que más allá de la importancia que tuvo individualmente cada marco, las diferencias y del énfasis que cada sector eligió darle, ambos grupos discutieron los significados asociados a los distintos bloques discursivos”, expresó la investigadora.

A partir de un análisis cuantitativo y cualitativo, la investigación delimitó nueve nodos o bloques discursivos en el conjunto de las intervenciones de ambas cámaras. “Un primer bloque discursivo que denominamos ‘sanitario’ y focaliza en las nociones de salud y prevención; un segundo bloque que llamamos ‘reparador’ y agrupa conceptos asociados a clandestinidad, seguro y muerte; un tercer bloque denominado ‘feminista’, que se centra en las categorías de autonomía y feminismo; un cuarto bloque, ‘partidario’, que agrupa términos bajo las categorías gobierno nacional, oportunismo y vulnerabilidad; un quinto conjunto de categorías que engloba términos asociados a la vida y concepción, agrupados en el bloque ‘bioético’; un sexto grupo, cercano al quinto, que considera las categorías de niño y jurídico dentro del bloque ‘constitucional’; y un séptimo conjunto que resalta las nociones de maternidad y acompañamiento agrupadas en el bloque ‘social’. Finalmente, emergen dos grupos conformados por solamente una categoría: representación, bloque ‘representativo’, y creencias, bloque ‘religioso’”, es la descripción que realizan les investigadores.

Sentido (no) común

La disputa de sentidos en cada uno de esos ejes es una de las lecciones verdes que impulsó a Dulbecco a decir, en la presentación: “Esto lo consideramos central para futuras experiencias legislativas, para tener en cuenta la importancia que tiene producir argumentos que abarquen el conjunto de los distintos bloques discursivos, es decir que más allá del bloque que se quiera enfatizar, no se deje de lado ningún tipo de argumento y fundamentalmente, que se esté preparado o preparada para responder el cuestionamiento sobre el sentido de los propios mensajes”.

La palabra vida, por ejemplo. “Quienes apoyaron la legalización del aborto no cedieron la noción de ‘defensa de la vida’ a quienes quisieron monopolizarla en la discusión pública”, dice el libro.

Les investigadores encontraron que un 18,07 por ciento de los discursos de quienes estuvieron a favor de la legalización se centraron en el bloque autonomía y feminismo. “La frecuencia significativa de (esas) categorías probablemente no solo guarde una vinculación entre sí, sino que también refleje el impulso que el movimiento de mujeres y feminista ha dado a la demanda por el derecho a decidir desde la recuperación de la democracia en 1983, un fenómeno consolidado a partir de los anuales Encuentros Nacionales de Mujeres desde 1986, que se ha masificado a partir de las convocatorias de #NiUnaMenos desde el 2015, e instalado en un lugar central de la agenda pública con la irrupción del proyecto del aborto en el recinto del Congreso de la Nación en 2018”.

El eje de la discusión se fraguó durante décadas, y especialmente a partir de 2005. “El debate se enmarcó alrededor del eje de salud pública, un encuadre propuesto desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, y que el Gobierno nacional buscó reforzar durante los meses previos a enviar el proyecto de ley de IVE para su tratamiento en el recinto”.

Hablaban de ti y de mí

“Análisis de la cobertura periodística del debate legislativo sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo”, fue el estudio que hicieron Sara Pérez, Ana Aymá, Florencia Moragas, Emilse Kejner sobre publicaciones en medios digitales de todo el país. Durante la presentación, Pérez subrayó que “uno de los hallazgos para reflexionar en cada situación, en cada coyuntura, en cada país, es que hubo un par de tópicos que eran el punto de partida de las discusiones. Una es que las mujeres de todas las clases sociales abortan, eso no se discutía más, y el otro, que el aborto es un problema. Después apareció la disputa, en el marco de qué tipo de problema es, si es un problema de salud pública”.

El exhaustivo análisis de la cobertura periodística gráfica entre el 30 de noviembre de 2020, fecha de ingreso del proyecto, y el 31 de diciembre de 2020 ubica el lugar que ocuparon los diferentes actores sociales, políticos y religiosos en las piezas analizadas.

La novedad fueron los testimonios en primera persona, que hicieron su aparición en 2018, cuando mujeres de todas las edades se animaron a hacer visible una vivencia silenciada, y llegó con masividad a los medios en 2002. Pérez subrayó “el foco que puso el discurso periodístico en las narrativas en primera persona sobre el aborto, que aparecieron en el recinto, pero también eran buscadas como notas por los medios. Y de manera muy mayoritarias eran expresiones vinculadas con experiencias de abortos clandestinos pidiendo la legislación”.

Pajarito verde

El segundo bloque del libro se llama “Aprobación de la IVE y activación de narrativas en redes sociales”, llevado adelante por Ernesto Calvo, Natalia Aruguete, Paola Ingrassia y Celeste Gómez Wagner. Es un análisis detallado que incluye encuestas, entre otras herramientas de investigación. “La visibilidad del tema aborto se incrementó rápidamente durante el mes de diciembre, llegando a concentrar alrededor de un 37% de las reacciones al momento de su sanción en el Senado”, dice ese estudio, en el que comparan que las notas sobre covid-19 concentraron un 60,5% de la atención durante el pico de mayo de 2020. “Considerando las noticias en su conjunto, pudimos ver que la aprobación del proyecto de ley de IVE generó un mayor número de reacciones love que de reacciones hate”, concluyeron.

La constatación fue que “el intercambio en las redes sociales fue considerablemente más anti-IVE en Facebook y más pro-IVE en Twitter”. La investigación afirma que “los usuarios más jóvenes, más involucrados en política y con mayores niveles de actividad en las redes sociales tuvieron preferencias que se alinearon con el proyecto de IVE. Este efecto era más pronunciado entre quienes solo reportaron actividad en Twitter, y menor entre quienes solo reportaron actividad en Facebook”.

La noble igualdad

 

El acceso a la Interrupción Voluntaria del Embarazo en la Argentina no escapará a la matriz de inequidad geográfica y social que atraviesa el país. “Sabemos que Argentina es un país desigual, en muchos sentidos, no solo en lo económico y social. También en la voluntad política de autoridades para cumplir y hacer cumplir la ley. Por eso se necesita relevar información, analizarla y ponerla a disposición de los actores comprometidos con la defensa del derecho conquistado”, considera Cedes, quien asegura que “el proyecto Mirar quiere contribuir en esa dirección: poner a disposición de las organizaciones de la sociedad civil, del periodismo, de las autoridades sanitarias y equipos de salud, y de la ciudadanía en su conjunto, información que pueda ayudar a fortalecer el acceso al aborto en las mejores condiciones y con los estándares que la ley establece”.